27 octubre, 2013

"Me llamo Kvothe. Quizás hayas oído hablar de mí."



He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y escrito canciones que hacen llorar a los bardos.

"Me llamo Kvothe. Quizás hayas oído hablar de mí."

 




Así es como se nos presenta La Crónica del Asesino de Reyes de Patrick Rothfuss.
Kvothe, es un nombre que quedará escrito en la memoria de la gente, cercano al de Tárbolin el grande. Pero, ¿qué diferencia a la leyenda de la realidad? ¿De verdad ese Kvothe existió o son solo hermosas historias inventadas por bardos? Un buen día, Cronista, un escriba, acaba en la posada Roca de Guía. Una posada normal y corriente de un pueblo perdido que casi ni se nombra en los mapas. Un lugar humilde que encierra la respuesta a estas preguntas pues, Kote no es el simple posadero que intenta aparentar ser. Ese hombre pelirrojo tras la barra, no es otro que el mismísimo Kvothe.

A lo largo de las más de 2000 páginas que suman El nombre del viento y El temor de un hombre sabio vamos conociendo con todo lujo de detalles esta gran historia narrada al escriba en tres días (uno por libro). En ese mundo de fantasía fruto de la mente de Rothfuss, con sus leyendas, sus canciones, sus razas, sus ciudades y sus lenguajes, encontramos a Kvothe que, a raíz del asesinato de sus padres y su troupe (una agrupación de artistas ambulantes), vaga sin más compañía que sus deseos de venganza hacia los Chandrian, las criaturas de leyenda causantes de su desdicha.



Con la búsqueda de los Chandrian como hilo conductor, vamos conociendo los pequeños detalles que van transformando al chiquillo Edena Ruh en un personaje de leyenda. Como véis, la historia, dentro del género fantástico tiene todos los elementos para enganchar y convertirlo en una trilogía de culto. Acción, seres fantásticos, leyendas hermosas, un anti-héroe como protagonista, amor, amistad, oscuridad y  aventuras.


Vamos, que al menos para mí, solo por la trama esta trilogía merece la pena. Pero, ¿y los personajes? Simplemente geniales. Si bien Kvothe, el protagonista, es odiable a ratos con esa pose de "soy un hombre muy oscuro pero en dos libros apenas he hecho cosas realmente condenables", sigue siendo un personaje bien hecho y creíble, que combina a la perfección la madurez de un chico que tuvo que crecer demasiado pronto, con los arranques hormonales del adolescente que es.

Tampoco se quedan atrás el resto de los personajes. Denna, "la chica", capaz de desconcertar a nuestro Kvothe hasta el punto de ocupar gran parte de sus pensamientos. Bast, el "chico" ayudante del posadero del que ni sabemos cómo conoció a Kvothe, Cronista, el afortunado que logra conocer su historia, Sim y Will, los grandes amigos de la Universidad, el Maestro Elodin, el maestro en el arte de la nominación que Kvothe tanto ansía conocer, y muchos más. Dado lo extenso de la naración, también nos da tiempo a comprender a amigos, maestros y enemigos de Kvothe, casi como si los conociésemos nosotros mismos. En definitiva, otro gran punto a favor de esta trilogía. Personajes fuertes y bien definidos y que para nada quedan desdibujados en favor de la gloria del protagonista.



Y si ya estais aburridos de leerme hasta aquí, con semejante ladrillo de crítica, ahora que llegamos al estilo narrativo me odiaréis, pues tengo muchas cosas que decir. Para empezar, adoro el modo en que narra la historia. Como no, es el propio Kvothe, en primera persona, el que nos cuenta sus andanzas, pero, combinamos los capítulos autobiográficos, con otros que muestran la acción presente en la posada Roca de Guía, donde Kvothe, Bast y Cronista, interaccionan con los aldeanos, y muestran el paraje desolador que es la época actual.

Los capítulos tienen duración variable, pudiendo ocupar una simple página a decenas. El punto característico de estos libros, es que no se escatima en detalles. Con descripciones precisas, y diálogos extensos pero para nada forzados, vamos pasando páginas y páginas en las cuales apenas se avanza en la trama, lo cual me parece el gran fallo. A pesar de contar con ciertas dosis de acción, son libros lentos, que en ocasiones hace que te tires de los pelos y tengas ganas de patear a Kvothe por no ir al meollo hasta el punto de que en estos dos libros, apenas nos cuentan un par de las grandes historias que promete y, aunque comprendo que es preferible preparar muy bien la base y dejar todo bien hilado, a precipitarse y estropear una gran historia, hay un término medio. Semejantes rodeos pueden hacer que te llegues a plantear el abandono (craso error, por cierto, ¡no la abandonéis!).



Rothfuss, tampoco es de esos que hacen que todo le salga rematadamente bien a sus personajes. Cometen errores, y salen heridos como el que más así que ya os voy preparando y os aviso de que un poquito sí que sufriréis y algo me dice que en el tercero, Las puertas de piedra (que en teoría se publica en 2014), vamos a sufrir, y mucho.

En definitiva, creo que he dejado bastante claro que me gusta, y mucho. Para mi uno de esos libros imprescindibles en los amantes de la ficción y la fantasía y que os recomiendo fervientemente.

Puntuación: 9/10

Imágenes: Tumblr.

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