Durante mucho tiempo había oído diversas opiniones sobre
esta serie. Todos opinaban que era una serie fuera de lo común, que cambió la
forma de hacer televisión y que, por supuesto, les había marcado. Donde no todo
el mundo estaba de acuerdo era en su polémico final: Unos decían que no podría
haber acabado de otra manera, otros pensaban que la serie se merecía un final
mejor. Hace unas semanas finalicé su visionado y logré ver en qué consistía la
mayoría de las veces el conflicto entre los dos grupos. Al fin y al cabo no es
más que el mismo que mantuvieron Jack y Locke durante mucho tiempo en la isla:
La mente científica contra el acto de fe, aquellos que buscaban todas las
respuestas y los que buscaron más allá. Eso es lo que hace maravillosa a esta
serie, la cual no es más un cuadro abstracto que, dependiendo de lo que se
busque en él, puede gustarte o no. Se trata de diferentes puntos de vista, que
aunque nunca se pongan de acuerdo, son igualmente respetables.
La serie cuenta el día a día de los supervivientes del
accidente del vuelo 815 de Oceanic en una isla misteriosa, en la cual suceden
cosas fuera de lo común.
Leyendo este argumento, parece que la serie no es mucho más
diferente que “Náufrago” o cualquier película sobre supervivencia. Sin embargo,
según avanza la trama, la vida en la isla pasa a un segundo plano y toman
protagonismo el trasfondo de los personajes y la temática ficción científica-fantástica-filosófica.
Así, la serie se mantiene en dos pilares muy importantes:
Los personajes y el guión.
Un aspecto de esta serie que ha cambiado el modo de hacer
televisión es la forma de tratar a los personajes. Es cierto que los personajes
de Jack, Kate y Sawyer acaparan muchas de las historias que suceden a lo largo
de las seis temporadas. Sin embargo, el resto de los personajes no quedan
relegados a un segundo plano, sino que son una importante pieza del complejo
puzzle que es “Lost”. Para hacer esto posible los guionistas dividen cada uno
de los capítulos en dos partes que se van intercalando: Una parte se centra en la
trama principal, y la otra en la historia de un personaje en concreto. Para esta última parte, usan el flashback, el flashfoward o el flash-sideway.
Es prácticamente imposible elegir un solo personaje, y menos
dedicarle unas líneas a cada uno de ellos (me eternizaría y seguramente os
aburriría). Son personajes complejos, con su historia de fondo y su evolución.
Ese guión también aprovecha la isla para presentarnos
diferentes situaciones y temas. Recuerdo mi cara de sorpresa cuando descubrí la
estación del Cisne y cuál era su operario. Me emocioné cuando Desmond logra
controlar los saltos en el tiempo llamando a su constante. No me olvido tampoco
del último capítulo de la tercera temporada, con el desgarrador “We have to go
back Kate” de Jack. Tantos sucesos que sirven de apoyo para tratar diferentes
temas: El destino, el acto de fe, la importancia de las relaciones interhumanas…
y un largo etcétera.
“Lost” es, con una buena historia que contar y con una
variada coral de personajes, una serie que recomiendo mucho ver. Voy a hacer
una excepción y esta vez no voy a poner una nota, para así animar a todos a que
disfrutéis de esta experiencia.
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