15 septiembre, 2013

- Pídeme lo que quieras. +Mmmm, ¿originalidad?



Definitivamente hoy firmo mi renuncia. Creo que mi aventura en el mundillo erótico llega a su fin. He terminado la tercera de las “grandes sagas eróticas” de estos años y ya estoy completamente saturada. La saga Pídeme lo que quieras de Megan Maxwell, me la recomendó una amiga y, para ser sinceros, que la acción se situase en España y con una protagonista jerezana, hizo que le diese una oportunidad, de la cual, por cierto, tampoco me arrepiento. Y ahora diréis, tú eres un poquito bipolar ¿no? Abandonas la literatura erótica pero dices que la saga te ha gustado. La explicación es bien sencilla. No me aporta nada nuevo.



En esta ocasión, el hilo argumental es el periplo amoroso entre Judit Flores, una impulsiva española, y Eric Zimmerman, un alemán excesivamente serio y que para más inri, es su jefe, el cual le descubre un mundo de depravación y sexo a la joven. Vemos aquí la base de otras sagas. Chica joven y soñadora se enamora de un hombre con aura de peligro, y que se muestra distante. ¡Viva la originalidad! 

A todo esto, sumémosle los personajes, que aunque sí que tienen matices diferentes, siguen siendo una variante del topicazo del género. Eric, un triunfador que planifica todo al milímetro y apenas muestra emoción. Que también tiene traumas (uno bastante común, por cierto) pero que además tiene preocupaciones relacionadas con su futuro (no sigo, que es spoiler). Judit, quizás es la que más diverge del tópico; es un terremoto, caprichosa y orgullosa, con ideas claramente definidas, y cabezona como buena española que es. He de admitir que esto me ha gustado. Aunque la chica bebe los vientos por su hombretón, le da dolores de cabeza (muchos) y no cambia radicalmente tras haberlo conocido. Tras estos, encontramos otro montón de personajes bastante importantes, con sus propias historias y problemas y que tienen peso en la trama, más que en otras novelas, lo cual ha sido un detalle de agradecer.


Centrémonos ahora en lo importante de este libro, el porno (o erotismo, como prefiráis). Me ha gustado, es más, me ha encantado. Este libro es mucho más morboso que sagas como 50 sombras o Crossfire. Pídeme lo que quieras se distancia de los anteriores en este punto, pues nos introduce en el mundo de los “juegos”. Al pasar páginas vemos como Judit comienza a pillarle el gustillo a los juguetes sexuales, al voyeurismo, a los tríos y a las orgías. Las escenas sexuales son más excitantes y para nada aburridas.

En cuanto al estilo narrativo, es… raro. Al  contrario que en otros libros, en los cuales desde el primer momento podía meterme en la piel de la protagonista, en este me ha costado bastante. La narración es en primera persona, pero incluye frases espontáneas, chistes y ralladuras de cabeza de Judit, pequeños detalles que se salen del esquema y que hace que te rías con ella, lo cual ha sido un buen detalle.  Por ello, en ocasiones, te sientes más como una amiga a la que Judit cuenta sus escarceos, y no como la misma Judit.
Así que si, más de lo mismo. Los mismos personajes, en situaciones similares, y en lugares diferentes, pero lo mismo al fin y al cabo. Este libro me ha gustado un poquitín más, aunque tampoco es una obra maestra. Otro libro entretenido, de esos de no pensar y que cumple perfectamente su función. Representar una fantasía erótica.

Puntuación: 6.5/10

P.D: Otro de los motivos de mi abandono de estas sagas es que se me hace extremadamente tedioso escribir sus críticas. Tengo la sensación de que me repito constantemente e incluso, ni las hago por placer, como las otras, sino casi por obligación, de lo aburridas que me resultan.

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