−Natasha, ¿qué haces? –susurró Ojo de Halcón.
−¿Es que lo de la mirada lasciva y morderte no te lo han
dejado claro? ¿Acaso eres más puritano de lo que pensaba? –la chica continuó
arrastrándolo por los pasillos de S.H.I.E.L.D. sin ni siquiera mirarlo. Sabía
que la simple mención de que era un puritano bastaba para picarlo.
−¿Por quién me tomas? –Clint Barton paró en seco y tiró del
brazo de la Viuda Negra.
La acercó a su cuerpo y sus rostros quedaron a escasos
centímetros. Ambos comenzaron a respirar agitadamente, en anticipación de lo
que iba a acontecer. Barton aprovechó el momento de debilidad de Romanov y la empujó con
violencia contra una de las paredes del pasillo. La cogió de las muñecas y se
las alzó, inmovilizándola. Natasha sonrió, le gustaba el juego, aunque ese día
no se sentía muy tentada por el exhibicionismo. Cuando Clint acercó su rostro
dispuesto a besarla, ella lo esquivó, ofreciéndole el cuello que él comenzó a
devorar con pasión. Este comenzó a bajar sus manos hacia el cuerpo de la chica,
para acercarla aún más, momento que Natasha aprovechó para propinarle un
pisotón y salir corriendo.
−¿Quieres jugar? Te reto a luchar por el premio gordo. Pero
date prisa, o llegaremos tarde a la reunión con Fury. Apuesto a que le
encantaría darle unos azotes a ese culo tan prieto que tienes –gritaba Natasha
mientras huía.
Lo cierto es que no le puso las cosas complicadas. Clint
entró en una de las salas de interrogatorio. A través de la puerta abierta veía
a una ansiosa Natasha sentada sobre la mesa. Se acercó y cerró la puerta tras
de sí. Ni bien empezaba a abrir la boca para jactarse de su victoria cuando la
pelirroja se lanzó sobre él.
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