07 julio, 2013

Aquellos maravillosos años veinte


Si os soy sincera, nunca he sido ferviente seguidora de las películas de Woody Allen. Durante mucho tiempo he oído buenos comentarios y no entendía muy bien por qué, ya que la única película que había visto de dicho director (la aborrecible e innombrable “Vicky Cristina Barcelona”) me había aburrido tanto que me había llegado a quedar dormida. Antes de que sus fans me maten, tengo que decir que gracias a sus dos últimas películas que he visto (“Match Point” y esta última) puedo cambiar de opinión. Debe de ser que con la obra de ciertos directores pasa igual que con algunos escritores: No puedes juzgar un libro porque algunas páginas sean aburridas o no te lleguen a enganchar.




Gil es un escritor norteamericano nostálgico que, mientras disfruta de su estancia en París con su prometida, descubre que es capaz de viajar en el tiempo cuando llega la medianoche. Este hecho le dará la oportunidad de conocer a los personajes más emblemáticos de los años 20.

Es bien sabido que las películas de este cineasta tienen un mayor reconocimiento en Europa que en Estados Unidos. Sin embargo, esta película llamó la atención de la crítica e incluso ha llegado a ganar un Oscar en la categoría de mejor guion original. Uno de los muchos méritos que tiene esta obra (a pesar de algunos que la tachen como de las peores del director) es un argumento que se sale fuera de lo común: Una historia de viajes en el tiempo fuera de una película de ciencia ficción con pinceladas cómicas.



Otro detalle de la película que tengo que destacar es la gran variedad de personajes que encontramos en este filme. Si bien el personaje de Rachel McAdams me parece totalmente prescindible y molesto (será porque no aguanto a la actriz), el resto gozan de una gran caracterización y de interpretaciones con las que he disfrutado mucho.

Por un lado tenemos a Gil, encarnado por Owen Wilson (si, el rubio que salía en aquella película de Jackie Chan). Actor conocido por diversas comedias, sorprende en esta película con un personaje que seguro va a sacaros una sonrisa. Otro aspecto admirable de su interpretación es como ha logrado “imitar” los típicos gestos de Woody Allen en algunas escenas.

El otro acierto en cuanto a los personajes de la película es la buena caracterización de los personajes míticos y emblemáticos de los años 20. Si me tuviera que quedar con algún personaje sería con el Dalí de Adrien Brody (ojo al momento “rinoceronte”), con la interpretación de Hemingway y con la pareja formada por Scott y Zelda Fitzgerald. También está brillante Marion Cotillard encarnando a la misteriosa Adriana, la amante de Picasso. Una recomendación para los que disfrutéis con las interpretaciones tanto como yo: No veáis la versión doblada de esta película para así oír como Adrien Brody imita el acento español y Tom Hiddleston el americano al interpretar sus personajes. 

La impecable fotografía y banda sonora engloban al resto de elementos consiguiendo lo que el director pretendía: Transportarnos a la mágica París, como si nosotros estuviésemos viviendo la historia.

Esta obra tiene aspectos de las otras películas de Allen. No faltan los líos y enredos amorosos en una historia desenfadada y con algún que otro momento divertido. Si hay algo que cuestiona es la típica frase que todos hemos oído de “Cualquier otro momento fue mejor” o “He nacido en la época equivocada”: Nos resguardamos en un pasado que idealizamos, para escapar y no afrontar nuestro presente.

"Una noción de que un periodo de tiempo diferente, es mejor que el que estamos viviendo. Es una falla en la imaginación romántica de las personas, que encuentran difícil lidiar con el presente"


Como conclusión, película recomendable ya sólo por hacerme olvidar a “Vicky Cristina Barcelona”. Este filme me ha permitido hacer borrón y cuenta nueva y darle una nueva oportunidad a este gran director. Aunque solo sea por las interpretaciones y la historia fuera de lo común merece la pena verla

Valoración: 7/10


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